Darcon

El arquitecto Rodolfo Cabrera Falck comenzó su travesía en el mundo de la arquitectura mucho antes del nacimiento de Darcon, cuando realizaba presentaciones a mano para sus profesores de la universidad y diseñaba muebles y residencias unifamiliares. Darcon nace, como firma, a mediados de los noventa, cuando gana un concurso de interiorismo corporativo. En sus inicios, centraba sus esfuerzos en el diseño de residencias unifamiliares, interiores corporativos y comerciales.

Transcurrieron los años y la empresa creció gracias a clientes que confiaban en el equipo, así se le delegaron proyectos de mayor envergadura, como plazas comerciales y lotificaciones. Sin embargo, la firma se hace visible a los grandes desarrolladores al presentarse en un concurso para diseñar una plaza de usos mixtos ubicada en la zona diez. Gracias al resultado, un cliente, pilar para la firma, la invita a participar en un gran reto: Plaza Fontabella.

Los proyectos comerciales que ha desarrollado Darcon en años recientes se distinguen por poseer una dinámica que llama a regresar a aquellos tiempos en que las personas tenían un contacto directo con los elementos de la naturaleza. Esto se ha logrado por medio del uso de espacios abiertos que permiten interrelacionarse con el agua, la luz y la vegetación. Esta premisa se convirtió en un distintivo de Darcon. Tal ha sido el éxito de obras como Calle Majadas, Majadas Once, Calle Concepción, entre otras, que la firma ha sido contratada en distintos países de Centroamérica para diseñar proyectos de usos múltiples en donde las persona pueden experimentar esa convivencia.

Actualmente, Darcon es una de las firmas de arquitectura más importantes de la región, ofrece servicios de arquitectura, interiorismo, construcción, programación de obras y diseño de planes maestros para el sector privado. El rango de servicios que ofrece abarca todas las fases de diseño y ejecución, desde el tablero de dibujo de diseño esquemático-conceptual hasta la ejecución de obra. La filosofía de Darcon está firmemente arraigada en la creencia de una arquitectura donde el aspecto más importante de cada proyecto no es el edificio en sí, sino el usuario final.